Los campesinos de Dingwall viven tranquilos porque saben que el Duque y su sabueso Hubert cuidarán de ellos, pero el avaricioso sobrino del Duque, Cecil, no quiere perder su herencia a los pobres. Su tío de cuenta de su avaricia y toma una decisión sorprendente...deja toda su herencia a su perro Hubert, nombrando a la joven Charlotte como la única vigilante del perro. Juntos hacen frente a los maquiavélicos planes de Cecil.