Aunque su nombre haga pensar en una superheroína del futuro, Katrina Skinner vive en el presente. Casi se diría que en el puro, prosaico presente, y para peor no le importa, o le importa tan poco como todas las otras cosas: su condición de madre soltera de 19, su disfrute de automóviles a toda velocidad, sus novios cambiantes, su coqueteo con el filo de la muerte y el crimen...