Elin tiene 40 años y debe rendirse a la idea de ser madre, ya que su relación con Bjørn no sobreviviría a ninguna fecundación in vitro más. Es el momento de plantearse adoptar un bebé y dejar de luchar, pero a Elin le cuesta de rendirse definitivamente. Dirigir su propia clínica de reproducción asistida y trabajar cada día rodeada de esperanza le impide renunciar por completo a la idea de concebir un bebé. Pero, ¿hasta dónde puede llegar Elin por convertirse en madre? Su obsesión la llevará a tratarse médicamente en secreto, rebasar los límites de la ética y jugar a ser Dios, a pesar de que esto ponga en riesgo su negocio, su matrimonio e incluso la relación con su hijastra Stella.